Una rehabilitación es una aventura. Quieres conservar el máximo para mantener el carácter de lo antiguo y original pero mejorar las condiciones del edificio resultante más acorde con las exigencias actuales.
No sabes en qué estado están las entrañas del edificio. Ignoras cómo está la cimentación, la estructura principal que queda inaccesible, etc. Es como jugar al mus, hay que jugar a chicas, a grandes, etc.
Pero basta de palabras, veamos a través de las fotos lo que se nos presentaba antes de empezar:
Un edificio a rehabilitar no muestra todo su encanto ni lo que tiene que ofrecer hasta que nos adentramos en el |
Es difícil determinar en qué estado está un edificio antiguo desde la calle |
Lo mejor está siempre en el interior. Aquí vemos los cuerpos de fructificación o setas, de unos hongos que se alimentan de la tarima del forjado. Oops. |
Mas setas del mismo hongo, vistas desde abajo. Aquí tenían las condiciones perfectas de humedad y temperatura |
Las casas viejas se construían directamente sobre el suelo, con ello la humedad se hace siempre presente en ellas, a veces a raudales. |
Vista interior de la zona norte. El corral. La peor calidad en material constructivo se utilizaba en estas zonas, por lo que son las primeras en colapsar tras el abandono. |
Sentimos admiración por la capacidad de las gentes del pasado de construir cubiertas de semejante tamaño y tan pesadas con tán solo palos, ramas y barro. |
Los mejores materiales disponibles se destinaban en la zona de cubierta que protegía a las zonas vivideras de la planta baja. |
Pese a ser la zona menos deteriorada, son evidentes las goteras en la cubierta por donde entra el agua que alimenta a los hongos. |
El espacio era bastante grande, pero la cantidad de postes que tratan de evitar que se desplome una estructura subdimensionada, lo fraccionaba e inutilizaba. |
Leave a Comment
Your feedback is valuable for us. Your email will not be published.