NOVADOMUS Habitat | Sistemas constructivos para el siglo XXI. Capítulo I. Adaptarse o morir.
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Sistemas constructivos para el siglo XXI. Capítulo I. Adaptarse o morir.

27 noviembre, 2013
Sistemas constructivos para el siglo XXI.  
Capítulo I.   Adaptarse o morir.
arquitectura-paramétrica-madera
La arquitectura normal del futuro probablemente no sea una arquitectura paramétrica. Tendrá una apariencia más simple pero será mucho más compleja de lo que pensamos. El futuro de la construcción pertenece a la construcción prestacional.
Probablemente lo más
interesante del concepto de cambio y adaptación permanente que encontramos en
la teoría de la evolución de las especies
promulgada por Darwin, sea el hecho de dejar claro que nada permanece en
un estado fijo sino que todo se transforma y en algunos casos evoluciona para
adaptarse a un entorno constantemente cambiante.
No solo los seres vivos evolucionan, también lo hace la tecnología.
Esto, que es completamente
cierto para el caso de la vida y de todos los organismos, sean grandes o
pequeños, también lo es para la tecnología que crean los humanos, deseosos
siempre de mejorar las prestaciones de sus herramientas, armas, medicinas,
máquinas y por qué no, de sus construcciones.
También las espadas evolucionan adaptándose a las nuevas formas de combate. Todo muta y nada permanece, el que se queda atrás en este proceso de evolución, desaparece.
En esta serie de breves
capítulos vamos a ir planteando una serie de reflexiones con mayor o menor
precisión o acierto acerca de este último caso, el de la construcción, la
evolución de sus tecnologías y de cómo ha afectado esto retroactivamente a las
arquitecturas en el pasado hasta llegar a la construcción actual y sus
prestaciones. Veremos entonces cómo una nueva realidad cambiante proveniente de
una evolución y pan-europeización de las normativas nacionales bajo el
inevitable influjo de las directrices europeas de obligado cumplimiento, van a
obligar a nuestros sistemas constructivos, (tanto españoles como de otros
países de la comunidad europea), a adaptarse paulatinamente a esta nueva
realidad legal normativa.
El aparato de normalización y convergencia de normativas europeas nos obligará tarde o temprano a adaptarnos a las nuevas realidades. En la construcción, la eficiencia energética es la que más exigencias presenta ante la forma actual de construir en España.
Es decir, veremos cómo se
construye ahora en base a las normativas pasadas y presentes, y plantearemos
como se deberá construir dentro de pocos años, para ajustarse a las
prestaciones de las normativas que están a punto de aprobarse a nivel nacional
y que serán de obligado cumplimiento.
También especularemos acerca
de cómo esto pueda afectar al sector de la construcción futuro y de las
consecuencias para aquellos que se adapten al nuevo entorno y para aquellos que
no lo hagan.
 
Adaptarse al entorno
cambiante o morir.
¿Quién no conoce la
extinción de los dinosaurios o las demás grandes extinciones que ha conocido
nuestro planeta? Todas ellas son el producto de cambios traumáticos, repentinos
y catastróficos de las condiciones del entorno para los cuales ninguna especie
está preparada evolutivamente y cuya supervivencia se vea justificada más por la
suerte que por la propia capacidad de pervivencia. Estos casos no nos interesan
pues no son la norma.
Las extinciones en masa no son normales, la mayor parte de las especies que han vivido en la tierra se han extinguido muy poco a poco por no estar preparados de cara a los cambios de su entorno.
Las extinciones que sí nos interesa
entender como paralelismo son las que ocurren de forma continuada por cambios
paulatinas de las condiciones climáticas locales o generales o por cambios
fortuitos debido a la introducción de nuevas especies competidoras. Ejemplos de
ello son las repercusiones de las idas y venidas de las glaciaciones en
especies como los neandertales, mamuts, etc., o las repercusiones de la
introducción de animales como el cangrejo americano en los ríos ibéricos y sus
consecuencias para las especies de cangrejo oriundas de nuestra fauna. Son
extinciones que ocurren poco a poco y que son producto de la competencia
natural entre especies por ser unas mejores que las otras para sobrevivir en
unas condiciones determinadas.
Lo mismo ocurre entre
herramientas, siendo el pico, la pala, la carretilla y la fuerza humana,
sustituidos por la retroexcavadora en el 90% de los trabajos de excavación.
Esto supone curiosamente que cada vez sean menos necesarios tanto picos, como palas
y personas para el trabajo de hacer cimentaciones  y demás operaciones.
Esta forma de construir no sobreviviría las condiciones económicas del entorno actual. Por eso se ha extinguido.

 

Esta forma de excavar encaja mejor con nuestra forma de ver las cosas. ¿Mola verdad? Tan solo hace falta un tío en una cabina climatizada. Lo mejor, dentro de poco funcionará sola.



Los cambios son inevitables
porque la sociedad pide más por menos.





El ser humano de la cultura
occidental vive en una continua lucha interior. Por un lado somos conservadores
y reacios al cambio de nuestras condiciones de vida. Buscamos estabilidad para
nosotros mismos. Por otro lado exigimos más a los demás. Queremos que nos
paguen el mismo o mayor sueldo por el mismo trabajo si puede ser, no teniendo
que esforzarnos más cada día para ganárnoslo y por otro lado exigimos que los
productos que compramos sean cada vez mejores y más baratos.
 

Si lo piensas es falso decir que queremos más por menos. Lo queremos todo a cambio de nada.
Evidentemente,
aquí hay algo que no encaja en esas exigencias contradictorias, hay una tensión
medioambiental creada por la gran discordancia de estos extremos que son los
que gobiernan el mercado y que son en gran parte los que han producido ese
empuje hacia una evolución ultrarápida en las tecnologías del automóvil, de la
electrónica, etc., que a todos nos dejan día sí y día también con la boca
abierta por el asombro.
Lejos de entrar en
disquisiciones y justificaciones político ideológicas típicas de nuestro país,
ante las cuales somos bastante alérgicos, creemos que nuestro entorno socioeconómico
actual y futuro cercano es y será así debido al conflicto y diferencia de
potencial creado por esta dicotomía de fuerzas existente entre el querer
recibir más de los demás y a la vez dar a los demás el mínimo de nuestra parte.
Si a ello le añadimos unas normativas y estándares que proceden de las
directivas europeas que exigen cada día más calidad con la ley en la mano, nos
encontramos con que el producto que estamos vendiendo y comprando hoy va a ser
caduco y atrasado el día de mañana.
El valor relativo y
cambiante de lo que adquirimos y poseemos. El verdadero valor de nuestro
inmueble.
En comparación con la electrónica, las especies animales evolucionan muy lentamente. Parte de esa evolución es posible gracias a la capacidad del consumidor de escoger el mejor producto. Las fichas técnicas «matan» a los malos productos y solo los que satisfacen más al consumidor siguen evolucionando.
Todo el mundo entiende que
el Smartphone o el coche que compramos hoy va a estar anticuado y devaluado
dentro de 2 o 3 años, pues las prestaciones de ambos cambian tan rápido que
enseguida dejan de satisfacer nuestras crecientes e insaciables expectativas de
consumo. Nos parece natural y casi un derecho divino que el próximo coche sea
más seguro, consuma menos con mayor potencia de motor, tenga todos los “extras
de serie”, etc. No entendemos ni aceptamos que un coche nuevo de la misma gama
cueste lo mismo cinco años más tarde con prestaciones similares. Todo esto nos
parece natural sin que deba serlo, lo sentimos como un derecho adquirido e
inamovible.
Si, si, aunque parezca mentira son de la misma marca y de la misma gama por una proporción similar de su capacidad personal de poder adquisitivo. no me digan que no hay mucho de evolución en esto… y a qué ritmo.
Lo curioso es que el mismo
espíritu que nos impulsa a que no estemos dispuestos a admitir el conformismo
prestacional en industrias como la de la electrónica, (ordenadores,
televisores, consolas de videojuegos, telefonía móvil, etc.), de la automoción,
de las infraestructuras de transporte como el ferrocarril, la aviación, etc.,
no parezca afectar a la adquisición de la vivienda en España. En ese sentido
somos extremadamente conformistas, casi fatalistas y aceptadores de una
realidad fuera de nuestra capacidad de control.
¿Por qué exigimos tanto a
algunas cosas y tan poco a otras? La adquisición o alquiler de un lugar donde
vivir y su mantenimiento, (con los costes como impuestos, el de la energía que
nos permita vivir confortablemente, etc.), es el mayor esfuerzo económico que
cualquier persona normal pueda hacer en su vida y en parte para el resto de su
vida. Entonces, ¿Por qué nos hemos conformado tan fácilmente con lo que nos
ofrecen?
Prestacionalmente, los españoles hemos pagado el valor de una mansión de último modelo por algo como esto. Frío en invierno, caluroso en verano, húmedo, ventoso, etc. ¿Quien nos ha robado así?
La explicación es muy
simple. A nuestro entender, hay un elemento diferenciador muy marcado entre el
mercado del automóvil, por ejemplo, y el de la vivienda. La transparencia de
las prestaciones del producto a comprar.
Cada vehículo, al igual que
cada producto industrial, posee además de las características básicas que uno
mismo pueda apreciar, (color, longitud, tamaño del maletero, etc.), una ficha
técnica de las prestaciones que nosotros no podemos ver ni comprobar pues no
estamos preparados para ello. ¿Cómo confiar que lo que dice la ficha técnica de
un producto es cierto? Confiando en que han sido comprobadas, calificadas y
certificadas por entidades reconocidas legalmente como puedan ser las
organizaciones AENOR, TÜV y demás, según los parámetros de ensayo establecidos
por las normativas tecnológicas nacionales y/o Europeas.
Desde hace muuuchos años el consumidor tiene una buena descripción de lo que compra. No es así en el asunto de las viviendas. Hay mucha verborrea y pocos hechos. ¿Os suena lo de «primeras calidades»?
Es este un tema complejo y
menos simple de lo que pudiera parecer, pero que en definitiva resulta con una
serie de parámetros y características del producto que permiten al consumidor
orientarse entre la inmensa variedad de oferta existente en el mercado, para
encontrar aquello que mejor se ajusta a la relación calidad/precio buscada.
Pues bien, el consumidor
español, que tan bien informado está en los productos más banales e innecesarios,
no lo está en el producto económicamente más importante de su vida. La
vivienda.
De momento la única certificación que viene a ser obligatoria para los edificios que deban ser vendidos o alquilados es la llamada certificación energética. Desde luego es una ayuda para el consumidor pero más que insuficiente.

 

Si la administración pública y
sus legisladores trabajasen verdaderamente en interés del pueblo que les elige,
ya hace mucho tiempo que se habrían generado unas fichas de control
certificadas y garantizadas de las características técnicas de los edificios
que existen en el mercado o que se construyen de nueva planta, para permitir
que el consumidor final pudiera distinguir el trigo de la paja edificatoria en
que se hipoteca de por vida. No debiera bastar con la suposición de que la
dirección facultativa y los constructores cumplan con su trabajo según la ley,
sino que debiera haber una certificación oficial aunque no fuera obligatoria
dotara a cada edificio de una ficha técnica como información para el consumidor.
Esta ficha debiera tener a nuestro modo de ver datos como los siguientes:
Eficiencia energética constructiva del edificio: El consumo
energético valorado en Kilovatios hora por cada metro cuadrado y año que
requiere un edificio para mantener el confort independientemente de la
eficiencia de los sistemas de calefacción o refrigeración. Es decir, el grado
de eficiencia de la envolvente térmica. (En un símil
automovilístico, sería la distancia que el cliente tiene que recorrer al año
para satisfacer su necesidad personal, ejemplo 50000 Km/año.)
Eficiencia de las instalaciones del edificio: La eficiencia de
las instalaciones para satisfacer los consumos energéticos necesarios para
alcanzar los valores de confort en verano, por refrigeración y en invierno por
calefacción, exigidos por el usuario. Este aspecto es tan importante porque la
mayoría de las instalaciones ineficientes son baratas y las eficientes son
caras. La gente ha pagado en estos años de boom instalaciones baratas, de mala
calidad y sobredimensionadas a precio de instalaciones de primera y ahora sufre
y sufrirá consumos increíbles sin alcanzar nunca el nivel de confort deseado.
Ejemplo, si el litro de diesel estuviera a un euro y nuestra instalación
tuviese una eficiencia del 20% frente a una del 60%, estaríamos consumiendo el
triple de energía para el mismo confort. (El símil automovilístico, se
correspondería a dos coches, uno que consume 5 litros a los 100 en carretera
frente a otro que consume 15 litros a los 100. Suponiendo un coste de 1 euro
por litro y un uso de 50000 Km por año, tendríamos un gasto de 2500 euros para
el primero y de 7500 euros para el segundo. Probablemente no tiene sentido
tener un coche que consuma tanto para hacer tantos kilómetros al año por barato
que sea el coche, y será buena idea gastarse un poco más en comprar un coche
eficiente que quizá cueste 5000 euros más que el otro, euros que ahorraremos en
combustible ya el primer año de uso.)
Eficiencia en la emisión de CO2: Algún día se
pagará directamente por el impacto medioambiental que produce  la emisión de CO2 por el uso y construcción
del mismo. Por eso es tan importante que se vaya implementando la definición
del impacto del CO2 en el funcionamiento de nuestras instalaciones y de los
materiales que se han utilizado para la construcción del mismo.
Eficiencia de aislamiento acústico del edificio: Considerando esta
como la capacidad del sistema constructivo del edificio para proteger al
usuario de la contaminación acústica del exterior o interior entre estancias.
Salubridad del edificio: que informe al
usuario del nivel de transpiración de la construcción y de la exposición de
condensaciones que hacen que se formen mohos tóxicos tan nocivos como el
stachybotrys, responsable de infinidad de casos de alergias y enfermedades
respiratorias y epiteliales.
Nivel de accesibilidad del edificio: Fundamental en una
población cada vez más vieja.
Nivel de seguridad ante incendios del edificio: Indicando si el
tiempo de resistencia al fuego de los sectores se cumple según la ley o incluso
la mejora.
Etc.:
Aquí un ejemplo de certificación energética al uso de un edificio convencional expedida por una empresa experta. El indicador global refleja que el edificio es de una muy baja eficiencia térmica, lo cual significa que el usuario tiene que gastar mucha energía para disfrutar de su uso. Las directivas europeas ya aprobadas y que tarde o temprano deberán estar vigentes también en España, exigen que los edificios nuevos no bajen de la C. El edificio está pues caducado energéticamente.

 

La crisis que ha sucedido al
boom inmobiliario debiera enseñarnos algo fundamental, no ha habido mecanismos
realmente fiables para que el consumidor español pueda conocer el valor
tangible de un bien inmueble en España. Así, mucha gente piensa que el valor de
su vivienda se corresponde al valor de su hipoteca o al del precio que pagó con
él. Lamentablemente eso no es cierto.
Todo objeto expuesto a la
ley de la oferta y la demanda propia de la economía de mercado tendrá un valor
que depende de lo que el comprador pueda y quiera pagar. Los valores tangibles
de un inmueble hoy en día son, su superficie, calidades constructivas a la
vista, situación, etc. Lo que desconoce el público en general pero peor aún,
muchos de los agentes que intervienen en este sector, es que este escenario va
a cambiar paulatina e inexorablemente porque las directivas europeas de
obligada implantación en las normativas nacionales se dirigen hacia la
certificación cada día más estricta de los edificios y a unas exigencias
crecientes que suponen que prácticamente todo el parque inmobiliario español
esté, de facto, anticuado y caduco. El valor pues de nuestros inmuebles, desde
el punto de vista energético, no vale prácticamente nada. Conforme las directivas europeas vayan empujando al alza las exigencias y estándares mínimos también en las normativas nacionales en eficiencia energética, en accesibilidad, salubridad, acústica, etc., el valor de los inmuebles actuales irá cayendo pues no ofrecen las prestaciones que el consumidor quiere.La única vía de escape para esos edificios será la carísima rehabilitación prestacional. Por otra parte, la única vía responsable para el comprador de nueva vivienda o inversor, será la adquisición de inmuebles que reúnan, no las exigencias de la normativa actual ahora vigente a nivel nacional, (por ejemplo el CTE en España, cuyos parámetros consideramos ya caducos), sino las exigencias recogidas en el último estado de la directiva europea del momento. Haciendo esto, el comprador e inversor podrá estar seguro de que su vivienda no estará caduca hasta dentro de unos 15 o 20 años, mientras que con el CTE, lo estará a lo máximo 7 años después de la aprobación de la directiva europea, cuando caduque la moratoria transitoria que tienen los estados miembros para incorporarla a la ley nacional.

En los próximos capítulos
intentaremos explicar de forma sencilla cuáles son las tendencias de exigencia prestacional de las directivas europeas y de cómo va a influir esto a las prestaciones mínimas que el parque español edificatorio deberá cumplir sí o si en los próximos años. Después analizaremos como se
enfrentan los constructores y arquitectos de los países más avanzados de Europa
a esta problemática con nuevos enfoques constructivos y de cómo esto es factible además con materiales mas naturales y con menos impacto medioambiental.Enlaces interesantes:

Acceso a dos ponencias magistrales referidas a la eficiencia energética de la edificación expuestas por Gerardo Wadel y Fabián López en un impulso de Proholz en Barcelona.

http://www.proholz.es/fileadmin/proholz.es/media/download/120512_huella-ecologica_gwadel.pdf

http://www.proholz.es/fileadmin/proholz.es/media/download/flopez_bcn.pdf

http://www.societatorganica.com/

Acceso al tabloide de la comisión europea relacionada con la eficiencia energética en edificios europeos:

http://ec.europa.eu/energy/efficiency/buildings/buildings_en.htm

 

Segovia, 27 de noviembre de 2.013.

 

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